En 2003, Colton Burpo, entonces de 3 años (foto), fue operado de urgencia de apendicitis. Cuatro meses después de la cirugía, les contó a sus padres que había visto cómo lo operaban, que había estado con Jesús y con una hermanita que nunca conoció (su madre tuvo un aborto espontáneo en 1998). Su padre recogió el increíble relato en “Heaven is for Real”, hoy número 1 en la lista de los libros más vendidos de The New York Times.
La historia de Colton Burpo, quien hoy tiene 11 años y vive en Nebraska, reaviva el debate sobre las experiencias cercanas a la muerte -o experiencias fuera del cuerpo (EFC)- que han tenido millones de personas en todo el mundo.
Lo curioso de los relatos de quienes han vivido estas experiencias es que todos pasaron por situaciones extremas de supervivencia, y coinciden en que salieron de sus cuerpos y se vieron a sí mismos en las salas de emergencia. Personas de todas las edades, colores, credos y nacionalidades cuentan que vieron un túnel con mucha luz, que se encontraron con sus seres queridos muertos y que sintieron una profunda sensación de paz. La personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte tienen un patrón establecido de eventos por los que atraviesan:
- El paciente se siente flotar sobre su cuerpo, y ve el dormitorio, el quirófano o el lugar en el que se encontraba e incluso oye la declaración de su propio fallecimiento.
- Después, siente que se eleva y que atraviesa un oscuro túnel mediante una escalera o flotando en el vacío, y con una relativa rapidez.
- Ve aparecer una figura al final del túnel (que suele describirse como hermosa, blanca o transparente; a veces hay paisajes, voces o música).
- El paciente pasa a ser espectador, no siente dolor ni molestias: sólo percibe una paz interior.
- Algunas personas, sin embargo, aseguran haber tenido experiencias terroríficas en el más allá.
- Familiares o amigos difuntos van a su encuentro.
- Aparece una presencia o voz que se define en función de las creencias religiosas del paciente y se establece un diálogo sin palabras con ese ser que parece conocer todo sobre el moribundo.
- Se presenta una visión global pero íntegra de lo vivido, como si viese “su película”; el modelo más ajustado para describirlo según los testimonios es como el de una sucesión de filminas de momentos sueltos de la vida, no necesariamente importantes.
- El sujeto se ve delante de un obstáculo: una puerta o un muro y toma conciencia de que aún no ha muerto, y aunque sigue sintiendo una paz y tranquilidad indescriptibles y acogedoras, se da cuenta, y también eso le indican sus acompañantes, de que debe volver